casa 33

el proyecto de toda una vida…

Escribo la presente entrada en relación con el artículo que se publicó en el diario El Correo el pasado 2 de marzo de 2013 (especial Territorios).

Este artículo describía con ejemplos concretos los edificios más desafortunados que se han levantado en Euskadi en los últimos años. La periodista basaba su exposición en la opinión de diversos arquitectos vascos de renombre, que por razones obvias mantenían el anonimato.

Considero que criticar en arquitectura es especialmente sencillo, pero considero que las críticas deben ir siempre acompañadas de un planteamiento diferente que en la opinión del crítico solucione dichos errores. Y en el artículo citado, esta segunda parte no se muestra.

Me llama la atención cómo las primeras críticas se lanzan sobre dos edificios de Bilbao, cuyos autores son arquitectos de prestigio internacional: Robert Krier (por el Edificio Artklass) y Robert A.M. Stern (por el Centro Comercial Zubiarte). El estilo de ambos es el “postmodernismo”, cuya teoría fue expuesta por Robert Venturi en “Learning from Las Vegas”, donde habla del “tinglado decorado” y plantea un estilo basado en la recuperación de diferentes elementos clásicos.

De este modo, criticar su estilo es algo absurdo: ellos son fieles a su estilo (que por cierto, yo no comparto en absoluto).Pero no han engañado a nadie, al contrario. En todo caso, el “error” es de quien decidió realizar el encargo a dichos autores.

Asimismo, me hace gracia cuando se habla de que el centro comercial Zubiarte es “hermético”. Es cierto que podría disponer de una integración mayor con el entorno, pero no debe caerse en la demagogia, ya que determinados edificios (museos, bibliotecas, centros comerciales etc) son en esencia edificios volcados hacia el interior.

Otra apreciación que me llama la atención es decir que las cúpulas del ArtKlass disponen de una “importante presencia en el exterior, pero en el interior no son un elemento relevante”.¿? Esta afirmación se podría aplicar a otros edificios de forma mucho más clara, como es el cercano Museo Guggenheim (considerado uno de los mejores edificios del mundo, también para mí), pero donde los falsos techos y paredes rectas anulan las formas sinuosas de su envolvente exterior, absolutamente incompatible con la planeidad necesaria para exponer cuadros y obras en 2 dimensiones.

Cuando se habla de la escala y del impacto del Centro Comercial Boulevard de Vitoria (muy discutible, por supuesto), no se planeta ninguna alternativa. Y por tanto la crítica pierde mucho valor, sobre todo teniendo en cuenta que la superficie de este edificio es enorme, y por tanto la envolvente refleja hacia el exterior la magnitud del mismo.

Respecto al Centro Comercial San Martín de Donostia, un buen ejemplo de arquitectura contemporánea que crea una calle interior con gran maestría, también llueven críticas por “romper con la historia”. Y aunque ya estoy acostumbrado, me cuesta ver cómo muchos arquitectos (sobre todo de cierta edad) tienen miedo a pasar página en la historia.

Sin querer entrar en más detalle, considero que las críticas a la arquitectura que nos rodea pude ser positiva, siempre que se argumenten dichos comentarios y se realicen planteamientos alternativos. Y recordando que también es necesario aplaudir y divulgar los aciertos en arquitectura.