Ayer tuve la oportunidad de acudir a una conferencia de Carme Pinós en la Universidad de Navarra. Y sin buscarlo, la vida me regaló la oportunidad de charlar con ella antes y después de su conferencia.
No soy una persona que se pueda calificar precisamente como “mitómana”. Más bien todo lo contrario. Y eso que hay diferentes personas (de diversos ámbitos) a las que respeto con profunda admiración. En el campo de la arquitectura hay varios nombres que despiertan especialmente mi devoción, siendo uno de los mayores la arquitecta Carme Pinós.Barcelonesa del 54 y licenciada en 1979, comienza a trabajar unida a Enric Miralles (DEP) desde la universidad hasta el año 1990. En este período obtienen un gran reconocimiento internacional. La Escuela La Llauna, el centro social de Hostalets y sobre todo el cementerio de Igualada apuntalan el nacimiento de un nuevo lenguaje arquitectónico. Tras la ruptura del tándem, Carme atraviesa una década en la que construirá parte de la obra proyectada en su anterior etapa y participará en un ingente número de concursos de arquitectura. Pero a nivel de encargos se ve abocada a una sequía forzosa de trabajo. Le toca vivir unos años complicados; unos años en los que lejos de apartarse de su vocación, muestra su gran fuerza interior y se mantiene en un movimiento continuo hasta que la vida le vuelve a mirar de frente.
En un post de fecha 30/11/2014 titulado “ A propósito de mi nueva puerta” ya manifesté mi gran admiración por su trabajo, desde hace 25 años. Al igual que en otra entrada dedicada al Caixa Forum de Zaragoza (23/02/2015).
Conocer a alguien a quien admiras es siempre una incógnita, porque no sabes qué tipo de persona se encuentra tras la figura de su obra. Carme no solo no me ha decepcionado, sino todo lo contrario. Me ha demostrado que vive y por la arquitectura, desde una sencillez abrumadora. Y es que Carme es muchas cosas. Pero ante todo, una gran persona. Ayer lo demostró. Atenta, cercana, sincera, espontánea, habla con la seguridad que le dan los años de experiencia y el reconocimiento que sabe que le precede. Es una persona sin complejos. Como una niña grande que no tiene miedo a decir que lo que piensa. No tiene miedo al ridículo, porque sabe que del error surge el conocimiento. Para mí Carme no es solo un genio. Es un mito, porque pertenece a mis primeros años de estudiante en la escuela de arquitectura y es, como ya he adelantado, una superviviente de la fiebre arquitectónica de los años 80 en un país que pasaba página de una dictadura. Con el comienzo del nuevo siglo vuelve a reengancharse al tren de nuevos proyectos construidos, convirtiendo su estudio en un gran laboratorio en plena efervescencia. Por ello, la actual crisis apenas ha alterado su actividad.
En la conferencia de ayer, Carme inició su exposición haciendo hincapié en tres puntos que le preocupan especialmente: el esfuerzo por hacer expresiva la estructura, hacer los proyectos a través del análisis del contexto físico y social, y búsqueda de un nuevo enfoque del programa desde el punto de vista del “funcionamiento interior”. Interrumpe su discurso con diversas anécdotas y pequeños comentarios graciosos que sirven para empatizar con el público: por ejemplo, la anécdota de la caja que llevó a México con la maqueta de la Torre Cube (que inicialmente no iba a ser mostrada) motivo por el cual manifestó a los promotores que en su interior había un hámster.
Habló también de la importancia de “seducir” al cliente para hacerlo cómplice de su sueño, que es hacer arquitectura. Y de esta forma, convertirlo en compañero de esta apasionante aventura.
Carme fue desgranando con palabras sencillas diferentes aspectos del proceso creativo y constructivo de 4 obras:
-torre CUBE, Guadalajara, México. Este encargo (año 2002) fue recibido a cambio de ser un edificio singular, proyectado por una “arquitecta singular”. Basándose en el análisis del contexto climático, y reinterpretando la planta tipo para un edificio de estas características, recupera la idea de patio interior. Esto supone una apuesta por el ahorro energético al plantear una ventilación cruzada. La doble piel en fachada permite la circulación del aire por el espacio intersticial, de forma que se facilita la regulación térmica del edificio de forma natural.
“Hacer arquitectura es hacer ciudad”, dijo. Por ello le preocupa mucho la entrega del edificio con el terreno. Y utilizando el símil del árbol, explica el equilibrio de fuerzas que se produce en este proyecto y su encuentro con el suelo.
-torre CUBE 2, Guadalajara, México. Este proyecto (de los mismos promotores) es de prácticamente el doble de altura que su predecesor, y parte con una vocación de imagen corporativa. Singularidad en un entorno cercano beligerante y caótico. La propuesta de Carme es un volumen inclinado con otro de menor altura para poder respetar la limitación de edificabilidad. Ella tiene obsesión por hacer ciudad y estudia muy bien la entrega del edificio con el terreno, aunque en este caso se encuentre en una ciudad que no tiene voluntad de “hacer ciudad”.
-edificio Caixa Forum de Zaragoza. Este genial proyecto absolutamente recomendable de visitar, es un edificio que busca tejer el tejido residencial de la zona en la que se ubica. Un clarísimo ejemplo de hacer ciudad. Me encantó la explicación de Carme acerca del diálogo entre las columnas de la planta baja, donde los suaves rayos del sol que resbalan desde los lucernarios superiores acarician los pilares en una danza en continuo movimiento.
-pabellón en Río Blanco. Guadalajara, México. En esta pequeña construcción ubicada en un entorno espectacular, tres cubiertas a diferente nivel se articulan alrededor de la chimenea que gravita en el conjunto.
Entre sus reflexiones, aludió a la restrictiva Normativa que a su juicio (y al de la mayoría de los arquitectos) conlleva una pérdida de las capacidades a la hora de “hacer” arquitectura.
Ante la pregunta final de un estudiante de si es difícil ser arquitecta” (en referencia a una cuestión de sexo) Carme responde que lo importante es el entusiasmo, la actitud. Como ella, considero que la arquitectura es un sentimiento que se lleva en el corazón, y cuando se deja que fluya con naturalidad el resultado será siempre extraordinario.
Gracias Carme. Espero que durante muchos años podamos seguir descubriendo tu mundo interior.