Con este post quiero despedir mi última visita a Paris. Aunque el motivo de dicha escapada fue seguir las huellas de Le Corbusier, también tuve tiempo (poco) de visitar algunos de los últimos edificios que han construido en la ciudad. Paris es la capital de un país que ha sufrido de una forma más suave que el nuestro los efectos de la reciente crisis económica. Por ello, se evidencia la paralización de las inversiones públicas y privadas y se observa una leve recuperación. Muy lejana a la de otros países como Holanda, Inglaterra, etc
La fundación Louis Vuitton de Gehry es una de las últimas grandes obras de iniciativa privada en la capital gala. Se encuentra ubicada en un emplazamiento privilegiado: el infinito parque Bois de Boulogne. Un pulmón verde para la ciudad, motivo por el cual se generó una gran polémica que una vez más se decantó hacia el lado del dinero. Esta obra es una evolución dentro de la trayectoria del arquitecto canadiense, donde la complejidad estructural convive en tensa armonía con amplios espacios al aire libre. Los pilares metálicos se funden con vigas de madera laminada en una danza de contorsionismo extremo. Complejidad sin fin que a veces resulta injustificable y repetitivo, ya que resulta muy difícil innovar en el estilo de Gehry, y a veces sus proyectos parecen encontrarse en un callejón sin salida. Sigo admirando enormemente su obra, pero me gusta decir lo que pienso.
En el momento de mi vista, el edificio se encuentra temporalmente decorado por paneles de diferentes colores: una obra efímera del artista conceptual francés Daniel Buren que desde mi punto de vista desvirtúa el proyecto original, y por lo que la considero inapropiada y muy desafortunada.
Y otro ejemplo de las últimas obras que ha estrenado Paris recientemente es el nuevo edificio musical de Jean Nouvel en el parque de la Villette denominado “Filarmónica 1”.Este edificio sí que supone un paso más en la dilatada trayectoria de este “enfant terrible”. Me ha encantado, por su fuerza y su integración en la fachada que da hacia el parque, donde un túnel semiabierto conecta visualmente ambos espacios por debajo del gran edificio creado. Una piel de escamas metálicas recubre unos volúmenes introvertidos que alojan un gran auditorio de música clásica y salas de ensayo entre otras. Esta obra se ubica en el extremo de una zona de equipamientos donde “destacaba” el edificio adyacente de Christian de Portzamparc (Cité de la Musique) que ahora queda prácticamente anulada por esta nueva obra. Absolutamente recomendable. Enhorabuena, Nouvel.