Mi propuesta para este encargo (finalmente no construido) fue crear un espacio diáfano que diera respuesta al programa, con el objetivo de ganar amplitud y luminosidad en el interior del nuevo negocio. En esencia plantea conectar visualmente las diversas zonas del local, combinando diferentes pavimentos y niveles en el falso techo. Pero siempre con un etalonaje que confiera unidad al conjunto.
Fiel a mi estilo, planteo un espacio dinámico con el fin de conmover al cliente. Por ello, mi proyecto pretende conseguir dinamismo y riqueza espacial a través del giro de la directriz principal que dirige la disposición de todos los materiales en planta. Este planteamiento geométrico, junto con el contraste de texturas y la integración del mobiliario en los elementos constructivos existentes transmite una interesante sensación de movimiento detenido en el tiempo. Y todo ello, contribuye a que se diluyan los límites y se alcance el “equilibrio dinámico” buscado.