Esta obra de reforma de portal os permite acercaros a mi mundo interior. A pesar de algunos cambios que ha sufrido el diseño previsto, he quedado muy contento con el resultado.
Últimamente soy de gestos. Siempre he destacado por la fuerza de mis diseños, pero cada vez tengo más claro mi estilo. Y mis proyectos reflejan esa fuerza interior. Una creatividad que surge como un grito geométrico en mitad de la monotonía circundante.
Una vez más, la confianza absoluta del cliente han sido determinantes para dar una vuelta de tuerca más al proyecto inicial. Consciente de que cada obra a la que me enfrento es una oportunidad de materializar arquitectura de calidad. Ya que al contrario, materializar una obra anodina es una oportunidad perdida. Como decía mi profesor de dibujo de 1ª en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria-Gasteiz, “si hacemos algo (y se refería a dibujar), que sea de calidad”.
En este proyecto ubicado frente al nuevo edificio del Ayuntamiento (también sede de la Ertzaintza en la película “El silencio de la ciudad blanca”) el gran protagonista no es únicamente el espacio interior. Las cualidades de la fachada (gran altura existente, forjado de planta primera reclamando protagonismo y cuarto de contadores de gas) me obligaron a buscar una solución creativa, equilibrada y diferente. Un muro de gaviones relleno con lava volcánica, pletinas de acero que sirven de base para un friso de rastreles verticales de iroko y un jardín vertical artificial juegan con la geometría por encima de la zona de paso de los vecinos. De esta forma, el frente de fachada que queda olvidado en la mayoría de obras de este tipo, en esta ocasión resulta simplemente espectacular. Así lo digo, porque así lo pienso.
El blanco, el negro, un toque de madera y unas pinceladas de vegetación vuelven a funcionar e equipo y sirven de base para vestir los volúmenes geométricos que he decidido incorporar en esta obra.
En el interior de este nuevo espacio destaca el módulo de buzones exento y en voladizo (DM lacado en blanco) se mantiene en duelo con el módulo que nace desde la pared izquierda y asciende hasta el techo en un gesto desafiante. Un gesto de movimiento detenido que hace vibrar al espacio y genera una tensión espacial increíble.