Este proyecto plantea dotar de vida un pequeño local de la periferia de Vitoria-Gasteiz. El programa era sencillo: cocina, comedor y zona de estancia para un grupo de amigos. Un txoko moderno y funcional, que queda iluminado en todo el perímetro gracias a un ventanal corrido ubicado en la parte superior de la fachada.
El único pilar de hormigón existente en el interior es el punto de partida de una hélice virtual que se expande y coloniza el espacio. De esta forma, dispongo la cocina en la zona central para absorber ese pilar y convertirla en la protagonista de la intervención.
El acceso al local se sitúa estratégicamente frente a la “caja” convexa creada (cocina), de forma que se potencia el recorrido tangencial hacia ambos lados. A un lado, el íntimo comedor; y al otro, junto a la zona de servicios, el estar y la zona de barra. Esta última, conectada directamente con la omnipresente “máquina” de preparación de comidas.
Una vez más, mi proyecto busca esa sensación de movimiento detenido en el tiempo. Sobre todo en un espacio pensado para compartir buenos momentos. Y todo ello, aderezado de unos límites que se diluyen y permiten que se alcance el “equilibrio dinámico” buscado.