casa33
Lo mejor de ser arquitecto es que puedes caminar por tus sueños. Y cuando se trata de tu propia casa, la sensación es de habitar en el paraíso. Un hogar que en ese caso no es solo un refugio, sino también un espacio para la inspiración, el amor y la creatividad. Un escenario único para la vida. Un lugar para la verdad. Un espacio en el que el tiempo se detiene, para dar paso a un infinito juego de perspectivas ante la mirada mágica de la luz, cuya coreografía es un espectáculo en armonía y constante cambio que nunca me canso de admirar.