La obra de reforma de portal en la calle San Antonio,33 supuso una compleja obra a nivel de ejecución. Aunque en esencia, plantea un gesto sencillo, rotundo y directo: el escorzo de una figura que se retuerce y asciende por la pared, hasta acariciar la luz a través del techo. Un pliegue que se transforma en etéreo al caer la noche, gracias a la luz LED oculta que lo ilumina.
Esta obra de reforma de portal para suprimir barreras arquitectónicas vuelve a cambiar radicalmente el espacio preexistente. La zona de actuación se encuentra en un oscuro y anodino porche abierto de un bloque de viviendas, que pertenece a una promoción de múltiples bloques idénticos dispuestos de forma paralela. Inicialmente se encontraba una escalera exterior de acceso al edificio de viviendas. La superficie disponible era muy grande, pero la distribución inicial era pésima.
Desde el primer momento supe ver las posibilidades que ofrecía este proyecto, y bastó con plantear una estrategia muy concreta. Ubicar la nueva escalera de forma estratégica al fondo del portal, y crear una nueva envolvente que abarca todo el espacio privado desperdiciado inicialmente. Los cuartos de contadores (agua y electricidad) se transforman en armarios, contribuyendo a dejar más espacio libre para los vecinos.
La piel de este nuevo lugar queda inundada por la luz a través de unas incisiones certeras como los cortes de un cirujano. El acero entra en escena para ceder el protagonismo a la luz natural que inunda el espacio, permitiendo un sugerente juego de vistas que conecta el interior y el exterior.
Porque el pragmatismo y la economía no están reñidas con la originalidad, la fuerza y la atemporalidad. Porque mis proyectos son imprevisibles, ajenos a las modas y solo tienen en común la personalidad de quien los crea.