La obra de reforma de portal en la calle San Antonio,33 supuso una compleja obra a nivel de ejecución. Aunque en esencia, plantea un gesto sencillo, rotundo y directo: el escorzo de una figura que se retuerce y asciende por la pared, hasta acariciar la luz a través del techo. Un pliegue que se transforma en etéreo al caer la noche, gracias a la luz LED oculta que lo ilumina.
Como en la mayoría de mis obras, el cambio respecto al estado inicial fue radical. En cualquier caso, el espacio disponible es muy reducido (a pesar de la gran ampliación que yo he realizado, que incluye gran parte de la zona exterior preexistente).Por este motivo, el proyecto nace de una idea, de una visión muy concreta: ampliar el espacio al máximo. Y para ello, la génesis que origina esta obra es una línea: la visual de un usuario desde el portal, frente al ascensor, y que cruza diagonalmente el espacio hasta alejarse a lo largo de la calle. Una idea posible gracias al vidrio que converge en la esquina del cerramiento sin ningún tipo de carpintería divisoria, de forma que se consigue la máxima amplitud y beber luz natural a raudales.
Como en otras ocasiones, el proyecto muestra el movimiento detenido en el tiempo y la mezcla de texturas y colores: acero, madera, blanco, negro, un toque de vegetación…. Características que se repiten en mi trabajo, pero que en cada obra se muestran de forma diferente. En este caso, los pliegues de acero que conforman la envolvente del espacio generan un recorrido muy interesante con formas geométricas danzando alrededor.
Estoy muy satisfecho con el resultado, sobretodo porque se ha alcanzado el objetivo principal: respetar la fuerza y esencia de mi proyecto.
Os muestro una selección de fotografías que me han gustado especialmente, pero por supuesto os invito a acercaros a visitar esta magnífica obra.