La pandemia se resiste a abandonar nuestra mundanal vida, mientras los hábitos pre-COVID van ganando protagonismo de forma paralela al avance del programa de vacunación de cada país. Dicen que el ser humano es un organismo de costumbres fijas, y poco dado a aprender de sus errores. Sabio refranario que nos señala directamente como el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra. Quiero pensar que esta vez sea diferente y que todos hayamos aprendido alguna lección. Entre otras, el respeto al planeta que habitamos y la necesidad de adquirir conciencia social para funcionar como un equipo perfectamente organizado en caso de que sea organizado.
Las restricciones de movilidad y sobre todo el confinamiento domiciliario, como tantas veces se ha repetido, nos ha hecho percatarnos de las carencias de nuestro hogar. Uno de los aspectos más anhelados ha sido la disponibilidad de un espacio exterior privado donde poder disfrutar del aire libre, del sol y del cosmos sin ningún tipo de filtro. Algunos propietarios quizás se hayan arrepentido de eliminar la terraza que tenía su vivienda en aras de incorporar unos metros cuadrados más al interior de su vivienda.
Por este motivo, algunos gobiernos autonómicos y/o estatales han decidido legislar en materia de vivienda para incluir paulatinamente en los bloques de viviendas espacios al exterior: balcones y terrazas. Términos que a veces se confunden, aunque son diferentes: la terraza normalmente dispone más superficie que el balcón y se haya dentro del límite de la fachada, sin sobresalir; sin embargo, el balcón, suele ser un elemento en voladizo de menor dimensión que la terraza y que sobresale del plano de fachada. A partir de aquí, se abre un mundo de infinitas posibilidades.
Concretamente, el Gobierno Vasco comenzó a mediados de 2020 el borrador de un “Decreto de habitabilidad” que garantice unas condiciones mínimas de habitabilidad. Todo ello, con el fin de alcanzar espacios más versátiles y actuales, donde poder desarrollar todo tipo de actividades compatibles (teletrabajo, estudio, encuentro, juego, etc). Entre otros aspectos, regulará la existencia de un espacio exterior en las nuevas viviendas que garantice el desarrollo de ciertas actividades (deporte, lectura, comida, etc) y conceder ayudas (hasta 5.000,00 euros por comunidad) para incluir estos espacios en edificios existentes. Este “espacio exterior” deberá tener una superficie mínima de 4,00 m2 y un fondo de al menos 1,50 metros. Además no computará a efectos de superficie útil, de forma que se mantiene el aprovechamiento asignado a las parcelas (edificabilidad) en el planeamiento urbanístico de cada consistorio. Este texto se encuentra en última fase de tramitación en el Parlamento Vasco de Vitoria-Gasteiz, y se prevé la aprobación definitiva a finales de este 2021.
Sin duda, una gran noticia, aunque por supuesto con grandes dificultades de aplicación por tres motivos:
1-La normativa municipal de cada localidad, aunque se va a conceder un plazo de dos años para que los ayuntamientos adapten su planeamiento a las exigencias del decreto autonómico.
2- La capacidad portante y disposición de la estructura del inmueble residencial, ya que casi con total seguridad sería necesario un refuerzo de dicha estructura.
3-Las habituales discrepancias entre vecinos de una misma comunidad, ya que para actuar en edificios existentes es necesaria la unanimidad de los propietarios, ya que se está afectando a la estética de la fachada y a la estructura del edificio. En la práctica, un escollo insalvable en la gran mayoría de los casos, ya que debe recordarse que para incluir elementos al exterior en edificios construidos es necesario reducir alguno de los espacios existentes (dormitorios, cocina o salón), que ya de por sí suelen ser de ajustadas dimensiones.
En cualquier caso, algunos arquitectos ya han planteado interesantes propuestas aunque de difícil aplicación por los tres mismos motivos anteriormente mencionados. Es el caso del compañero Luis Quintano, que presentó un prototipo de balcón para edificios existentes al concurso “Arquitectura del día después”, convocado por la aseguradora de arquitectos ASEMAS. Lo ha bautizado con el nombre StayHöme. Os invito a conocer su novedosa idea que posee infinitas posibilidades y acabados.
Otro sistema para fachadas que ya es una realidad es el “Bloomframe”, un ventanal motorizado que se transforma en algo menos de 1 minuto en un espectacular balcón acristalado. La superficie útil del balcón creado es de 3,00 metros cuadrados y su precio de venta supera los 15.000,00 euros. Como era de esperar, se ha concebido en los Países Bajos. De momento se ha instalado de forma puntual, aunque es un modelo que existe hace muchos años. Por ello, se está actualizando y está prevista su comercialización a partir de enero de 2022. En este caso también debemos ser prudentes, ya que la seguridad de las personas debe estar por encima de todo, y la implantación de estos sistemas no es compatible con la estructura de muchos de los edificios existentes. Lo que sí debo afirmar con claridad es que los sistemas móviles con control electrónico (muebles, tabiques, etc) serán una realidad en un futuro a medio plazo.
En espacios bajo cubierta (abuhardillados) la empresa VELUX está especializada desde hace muchísimos años en la fabricación y comercialización de todo tipo de lucernarios practicables en paramentos inclinados. Entre ellos, destaca el modelo “CABRIO”, que se transforma manualmente en balcón de forma rápida, sencilla y seguro.
Sin duda, necesitamos respirar aire y disfrutar de la caricia del viento. Por ello las espacios exteriores privados ganarán protagonismo en los próximos años. Además, estoy totalmente convencido de que los requisitos del Gobierno Vasco para las viviendas de nueva construcción (espacio exterior y mayores exigencias dimensionales para las estancias) enriquecerán considerablemente la vida interior y mejorarán así mismo la calidad arquitectónica del conjunto.