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el proyecto de toda una vida…

Hoy púbico mi último post relacionado con mi viaje al Sur de Alemania. Tras visitar las sede de Porsche y Mercedes-Benz en Stuttgart, hoy es el turno de BMW y la creación que los austríacos Coop Himmelb(l)au proyectaron y construyeron en Munich. Inaugurado en 2007, sus diez primeros años de vida no parecen haber restado fuerza ni brillo a este “mastodóntico” edificio. El grupo alemán que lleva en su logotipo los colores de la bandera bávara pretende marcar las diferencias en esa carrera sin rugido de motores que mantiene cada día con sus competidores. Existe ya una diferencia de partida, y es que  “BMW Welt” (mundo BMW) no alberga el museo que repasa cronológicamente la historia de la marca, sino que alberga una especia de “concesionario del futuro”. La función de museo se realiza en un edificio muy próximo (preexistente y que ha sido remodelado interiormente), y que se caracteriza por un volumen cilíndrico en el que su cubierta es el logotipo de la marca a nivel gigante. Junto a estos dos edificios se halla una torre de oficinas formada por cuatro enormes cilindros y por supuesto, la planta de fabricación de vehículos.

El universo BMW en Munich posee un emplazamiento privilegiado. Se encuentra entre dos grandes viales, en un extremo del “Olimpia Park”, una de las mayores zonas verdes de la ciudad donde se realizan multitud de actividades al aire libre. En este parque se construyeron numerosos edificios para los Juegos Olímpicos de verano de 1972, entre los que destaca la obra de Gunter Benisch: una desafiante estructura de cables de acero y lonas que sigue asombrando por sus atrevidas formas.

El proyecto que nos ocupa fue objeto de un concurso, pero algo me dice que, como en otros casos similares, el estudio ganador se había hecho con la victoria antes de presentarse. Y no me parece mal, ya que sin duda Coop Himmelb(l)au posee un marca propia que representa perfectamente el espíritu de BMW y estaban perfectamente capacitados (como así se ha demostrado) para alcanzar el objetivo de la marca: ser un icono a nivel mundial en innovación, tecnología y diseño, de la misma forma que fabrican sus vehículos.

Debo recordar que este estudio vienés abrió un camino propio en el deconstructivismo y puso en el mapa a Viena, camino que luego siguieron sus alumnos aventajados Delugan Meissl. Actualmente ambos estudios están plenamente activos y trabajando en grandes proyectos por todo el mundo, y no descarto que en los próximos años cualquiera de ambos se hiciera con el premio Pritzker.

BMW Welt llama la atención en primer lugar por sus dimensiones. La cubierta posee 16.500 m2 y alberga un gran “vacío” interior donde se superponen múltiples estratos conectados entre sí por pasarelas que “flotan” en el espacio creado. Una estructura espectacular, que únicamente dispone de 12 puntos de apoyo. De alguna forma no puedo evitar evocar a Le Corbusier y la joya que proyectó en Ronchamp. Sin duda existen similitudes en lo que se refiere a la “cubierta curva flotante”. En planta, existen 4 volúmenes principales que quedan conectados por los espacios intersticiales de comunicación horizontal.

Este ambicioso concesionario es una especie de “parque de atracciones” para los amantes de la marca. Distribuido en nueve niveles, la zona pública propiamente dicha es reducida en relación con el conjunto edificado y se localiza fundamentalmente en la planta baja. En esta zona se ubica un enorme área expositiva con entrada directa desde la calle en ambos extremos, una tienda de merchandising, etc. En este nivel se exponen las últimas novedades automovilísticas de BMW y otros elementos relacionados con los avances tecnológicos del motor. A nivel de planta primera y atravesando el corazón del edificio surge desafiante una gran pasarela curva que permite la visión aérea de la planta baja y conecta diversas zonas de restauración, salas VIP, etc. Pero no solo eso: esa gran pasarela se transforma en “puente”, rompe la fachada acristalada y sale al exterior para conectar con la zona del BMW museum al otro lado de un gran vial (Lerchenauer Strasse).

Evidentemente, esta obra no deja indiferente a nadie. Perfectamente encaja en la denominada “arquitectura espectáculo”, como lo son por ejemplo la mayoría de las obras de Gehry. Pero desde mi punto de vista, en este caso no se justifica el desmesurado despliegue de medios para conseguir arquitectura de calidad. El exterior resulta impactante por sus grandes cristaleras y paneles de aluminio gris que, gracias a sus atrevidas formas consiguen un gran dinamismo del conjunto. Destaca el “vórtice” creado junto al acceso Sur, que funciona como hito y de alguna forma hace la réplica del cilindro existente en el museo BMW al quedar enfrentados en planta.

Interiormente, destaca la gran elipse central que alberga la zona de compra venta de los vehículos adquiridos; una amplia rampa permite el descenso de los vehículos adquiridos y convierte el consumismo en un espectáculo continuo.

Es cierto que la riqueza espacial existente genera múltiples perspectivas y convierten a este edificio en un interesante escenario para el desarrollo de las actividades propias de un “show-room” a lo grande. Sin embargo, el conjunto no puede evitar ser tremendamente frío. El color gris de los paneles de aluminio, la solera de hormigón y los falsos techos lo invaden todo. Los remates están cuidados y la ejecución es impecable, pero el resultado no consiguió “tocarme”. Tal vez hace años, pero ahora siento que mi estilo evoluciona por otro camino. En cualquier caso, recomiendo su visita a todos los amantes de la arquitectura.