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el proyecto de toda una vida…

Del 26 de Abril al 1 de Mayo de 2019 se ha celebrado la quinta edición del Festival Internacional de Arquitectura y Diseño de Logroño. Una iniciativa participativa que he seguido desde su primera edición, quizás porque mi relación con la capital riojana ha sido siempre exquisita.

En esta nueva convocatoria, Javier Peña ha vuelto a realizar un ejercicio de apuestas innovadoras que inicien un debate para “repensar la ciudad”. A través de instalaciones efímeras, el certamen pretende dar un uso lúdico a espacios no estanciales de carácter público, o dotar de una utilidad temporal a espacios privados habitualmente no accesibles para los ciudadanos.

Irene Fernández ha actuado en esta ocasión como exquisita cicerone, realizando las visitas guidas en grupo a los diferentes emplazamientos que conforman esta última edición, y explicando de forma magistral todos los detalles de la variada muestra. La empresa de carpintería patrocinadora “Garnica” es la encargada de suministrar la “materia prima¨ (tableros contrachapados de 1,20 x 2,50 metros), con los que se abre un universo de posibilidades a los diferentes equipos creativos. Algunas de las instalaciones están asignadas por los organizadores directamente a creadores emergentes, pero otras han sido objeto de concurso abierto de ámbito internacional.

Resulta sorprendente comprobar la ingente variedad de propuestas presentadas con un presupuesto tan ajustado y unas limitaciones constructivas tan estrictas. La Sede del COAR sirvió como sala de exposiciones donde analizar  en papel numerosos proyectos participantes no construidos.

Algunas de las obras que sí se han materializado bajo el cielo de Logroño serán reutilizadas en otros emplazamientos, o directamente despiezadas y repartidas entre los ciudadanos. Por ejemplo, la escultura formada por piezas taburete idénticas, instalada en el patio de Cáritas. Reflejo de su esencia: ”dar”.

Una de las instalaciones que más me ha gustado de esta quinta edición ha sido la “Vela del Ebro”, realizada por profesores y alumnos de la Escuela de Arquitectura de Normandía ( Francia), que ha sido invitada por los organizadores para participar directamente en esta fantástica apuesta por la arquitectura efímera. En este caso, nos encontramos con una obra/experiencia para ser “vivida”, que conecta el río Ebro con la ciudad. Sin duda, el privilegiado emplazamiento ayuda a cumplir su objetivo de ser participativa, sobre todo por las diferentes actividades que se organizaron en torno a ella. Como uno de sus profesores nos explicó, “no se trata de una construcción de espacio, sino de una construcción de tiempo.” Porque la arquitectura cambia con la luz, con la época, con el perfil de usuario… y la arquitectura debe ser pensada para su vida en el tiempo.

Muy cerca de allí, en la Plaza San Bartolomé, la “hoja plegada” que se ha posado sobre el terreno permite crear un escenario y ser el germen para organizar en este lugar el primer concierto del festival Concéntrico.

Un poco más alejado, en la Plaza del Espolón (fuera del centro histórico de Logroño) Benedetto Bufalino ha creado una instalación que pretende hacernos reflexionar sobre la evolución de las urbes en los últimos 100 años. En este caso, ha utilizado el material suministrado para crear una zona de estancia sobre 3 coches, en una clara crítica a la invasión del espacio público por parte del transporte privado.

Sin duda, una cuestión que deja en el aire y permite abrir un extenso debate. Porque la aparición del vehículo de motor y su posterior colonización indiscriminada de gran parte del espacio público ha determinado la forma de vivir de todos nosotros. Afortunadamente, en los últimos años se están realizando pequeños  avances para revertir esta situación. Es evidente que en el futuro más inmediato esta tendencia avanzará con paso firme en la misma dirección.

Finalmente, a las afueras de Logroño hemos podido visitar la instalación “Stair to Heaven” de Juan Llamazares. Una obra que me ha parecido muy desafortunada por resultar una inestable e innecesariamente peligrosa estructura. Además de poco original  e inadecuada (peldaños de chapa de 1,6 mm sin rigidizadores verticales), me recuerda a la creación de los arquitectos Close to Bone  en Tielt-Winge (Bélgica).

En cualquier caso, Concéntrico ha dado en 2019 un gran paso en su consolidación como referente arquitectónico en el Norte de España, y sin duda le quedan muchos años de vida en los que aportará grandes ideas y propuestas para mejorar nuestro entorno más inmediato.