La llegada de la navidad nos conduce inexorablemente a la finalización de otro año más. En este último caso, ha sido el 2017: el periodo en que 3 valientes arquitectos de Olot se hicieron con el premio Pritzker. Aunque por supuesto en los 365 días de este último año han sucedido muchísimos otros acontecimientos dentro y fuera del mundo de la arquitectura. Hechos que deben ser tenidos en cuenta por las personas que nos dedicamos a planificar los escenarios donde sucede la vida.
En 2017 ha seguido de plena actualidad el calentamiento global por sus evidentes consecuencias, aunque no todos están dispuestos a ver. Sin duda, la eficiencia energética de los edificios será el principal reto para el mundo de la construcción en el futuro inmediato. Mayor aislamiento, menor demanda energética y utilización de energías limpias serán el guion de nuestras nuevas obras, sin olvidarnos de la importancia de la calidad del aire interior.
Nos encontramos inmersos en pleno desarrollo de la era digital: un monstruo que crece alimentado por todos en mayor o menor medida, y cuyas consecuencias pueden ser imprevisibles. El “big data” controla en la sombra todos nuestros movimientos, transformando la vida privada de todos nosotros en un “gran hermano” a escala mundial. En alguna población de China incluso, está siendo utilizada esta información como base para evaluar el comportamiento de los ciudadanos y concederles una puntuación (o “rating”), al estilo de las agencias de calificación de riesgos: un auténtico disparate.
De momento el comercio digital ha desplazado al comercio tradicional y en nuestro país ha supuesto el cierre de más de 10.000 tiendas de barrio. Un tejido comercial y productivo fundamental para dinamizar las ciudades: una pieza clave como para permitir que desaparezca. Cambian los hábitos, mutan las ciudades. Y los edificios se ven obligados a adaptarse a nuevos usos. También las calles, donde la movilidad sostenible desplaza a las formas menos solidarias de transporte. Precisamente por esto y por muchísimas cosas más, es momento de reflexionar. Importante.
El día a día deja poco tiempo para coger perspectiva, y tengo la sensación de caminar con paso rápido bajo una intensa lluvia que me impide mirar alrededor. A veces es necesario alejarse para avanzar con un proyecto.Mi amigo Álvaro, que como el turrón “vuelve a casa por Navidad”, me ha ayudado estos días con la estructura de un proyecto complejo. Conoce bien este campo, pues es a lo que se dedica en Barcelona desde que dejamos de compartir asiento en la escuela de arquitectura de San Sebastián. Nuestras conversaciones nos salpican mutuamente de nuevas conocimientos, y me recuerdan la importancia de seguir en contacto con la arquitectura. Importante.
En un mundo plagado de información. De libros, publicaciones, revistas digitales, ferias temáticas, twits, espacios de coworking, conferencias, talleres, DVD´s, canales de youtube, Facebook, eventos de todo tipo, bienales, show-rooms, EXPO´s, etc. Es imposible estar al día de todas las tendencias. Por ello, como dijo Philip Johnson, “puedes intentar estar a la moda y no conseguirlo nunca o tener tu propio estilo y tal vez conseguir que tu arquitectura triunfe”. Esta es sin duda mi opción. Importante.
En estas pequeñas vacaciones de invierno suelo dedicar más tiempo de lo habitual a la lectura. En una tienda de prensa cercana a mi actual casa adquiero la revista “diseño interior”, una publicación de interiorismo que sin embargo siempre se muestra muy cercana a la arquitectura contemporánea que nos rodea. Su portada no puede evitar ocultar la gran satisfacción de todo el equipo de personas que la hace posible. ¡Es su número 300! Y este sentimiento de “auto-complacencia” se justifica en el artículo de presentación que cada número escribe Pilar Marcos (editorial). No esperaba menos. Y éste no es un éxito cualquiera. Porque yo soy de los que siempre aposté (y apuesto) por el papel en detrimento de la etérea información digital. Este número especial me acompaña estos días y voy descubriéndolo por “capítulos”, es decir, cuando tengo tiempo libre. En él se recopilan los nombres de múltiples diseñadores y arquitectos que marcarán el futuro inmediato del mundo en nuestro sector. Y hay propuestas muy interesantes.
Junto a la revista, cosas del azar, comparten mesa dos pequeños libros adquiridos en mi última vista a la librería Hontza de Donosti. Uno de ellos se titula “ nanotectura: espacios diminutos”, de Rebecca Roke. Un libro cuyo índice es una regla que habla de “tamaños” (como ya hizo Rem Koolhas 20 años atrás en su obra de culto SMLXL). En este caso, los espacios habitables que se recogen son planteamientos efímeros o de escasa entidad. Propuestas que pretenden aportar un punto de vista alternativo acerca de la arquitectura mínima. El resultado de estas investigaciones en la mayoría de los casos tiene pocas posibilidades de aplicación al mundo real, cotidiano. Justo en el momento en el que las “minicasas” están tan de actualidad, no solo en Estados Unidos, donde surgieron en contraposición a la desmesura del sueño americano.
Las viviendas pequeñas en el tejido urbano pueden resultar muy útiles y dignas siempre y cuando cumplan unos mínimos que las hagan ser habitables por un largo periodo de tiempo en caso de ser necesario. Algo que también puede resultar imprescindible en el caso de los campos de refugiados creados lamentablemente a las puertas de Europa. Una fortaleza al estilo medieval que cierra sus compuertas a la plebe, que se ve obligada a vivir extramuros.
El tercer inquilino en la mesa de mi salón (donde suelo leer, de momento) tiene por título “ el futuro de la arquitectura en 100 edificios”, de Marc Kushner. Una pequeña publicación de fácil lectura que ilustra con ejemplos de arquitectura poco convencional reflexiones un tanto disparatadas en muchos casos, pero que invitan a repensar la arquitectura que nos rodea.
Quiero terminar deseando un muy feliz año nuevo a todos los seguidores de este blog, y haciendo una última reflexión. La tecnología avanza vertiginosamente y provoca el continuo cambio en los hábitos de las personas; sin embargo, los principios fundamentales que guían la existencia del ser humano, más allá de épocas, culturas o religiones, se mantienen inmutables a lo largo de la historia. Fundamentalmente, su búsqueda de la felicidad, el deseo de ser amado y por supuesto la necesidad de descansar en un espacio que sea casa-hogar-refugio.
¡Feliz 2018! Este año sí. Mi sueño, cada vez más cerca.