En Londres los ejemplos de arquitectura de calidad son escasos. Así de claro. Abunda la mediocridad. No se podía esperar más de una población con una dieta culinaria tan exigua. La arquitectura británica me resulta sosa, poco creativa. Muy tecnificada pero carente de frescura, salvo contados ejemplos.
El máximo exponente de la arquitectura contemporánea londinense es Sir Norman Foster (Premio Pritzker 1999), cuyo estudio a la orilla del Támesis es una factoría de megaproyectos por todo el mundo. En la capital inglesa destaca el edificio de oficinas 30 Saint Mary Axe (el “pepino”), el edificio del ayuntamiento de Londres y el “puente del milenio”, entre otros. Recientemente se ha hecho público el rechazo del Ayuntamiento de la City al último proyecto de rascacielos del marido de Elena Ochoa. Parece ser que se ha denegado la licencia de obra al promotor multimillonario brasileño que quería dejar su impronta en esta zona tan emblemática de la capital inglesa. Al parecer, por «carecer de la alta calidad que requiere su ubicación».Desde luego, es un motivo que suena completamente a excusa y evidencia otras razones menos transparentes ( quizás meramente políticas) de las que en España existen infinitos ejemplos. La nueva torre «Tulipán» (Tulip tower) dispondría de una altura de 305 metros, con una estructura de hormigón armado.
Británicos de nacimiento también son David Chipperfield, James Stirling, Tom Wright, Kevin Roche , Will Alsop (me encanta su edificio en Toronto “ The Sharp Center for Design”) o Rigards Rogers, autor de grandes obras como la cúpula del Milenio o el edificio de oficinas Lloyd´s (un edificio visionario para su tiempo). Precisamente esta brillante obra de la City londinense construida en 1986 se ha convertido en un mito de la arquitectura contemporánea, junto a su hermano parisino: el Centro Pompidou (del mismo autor, en colaboración con el italiano Renzo Piano). Precisamente este último es autor del edificio más alto de Londres: la torre Shard. Un rascacielos de 306 metros de altura y 72 plantas, que nace desde la estación de metro de London Bridge. Un edificio que me ha decepcionado enormemente por su absoluta falta de personalidad. Ni su base, ni su coronación, ni la integración en el entorno. Nada.
Aunque también debo destacar una gran creadora (británica de adopción) que desgraciadamente nos abandonó en 2016: Zaha Hadid ( DEP). La gran diva del baile tridimensional de volúmenes en el espacio era de origen iraquí, pero estudió arquitectura y estableció su estudio en Londres hace muchos años. Desde allí han surgido grandes proyectos que han fascinado por medio mundo. Las principales ciudades europeas cuentan con alguna obra suya, como por ejemplo Milán, Roma, Amberes, Berlín o Viena.
En Londres destacan dos obras: el London Aquatics Center, un edificio de piscinas climatizadas construido con motivo de los juegos olímpicos de Londres 2012 en el Victoria Olympic Park y el ROCA Gallery, un espectacular proyecto de interiorismo futurista en la emergente Chelsea Harbour. En el primer caso, esta impresionante obra me recuerda a una mariposa posada junto al canal de agua que se halla a un lado. El enorme espacio central (simétrico) dispone de una cubierta etérea sin apoyos intermedios se abre hacia la vía de agua gracias a una enorme cristalera, de forma que el edificio se refleja en la tranquila lámina de agua y a la vez el vidrio refleja el agua del canal. Interiormente, la superficie acristalada se encuentra revestida por láminas solares de color azulado que ayudan a proteger el interior del soleamiento y permiten mantener una luz homogénea a lo largo del día. El edificio resuelve magistralmente el desnivel entre la zona de acceso desde el mall de tiendas adyacente (donde se encuentra la parada de tren de Stratford) y la nueva zona verde creada.
En Londres también hay cabida para arquitectos extranjeros como mi amado holandés Rem Koolhaas (aunque en este caso, la intervención sea una discreta obra en la City: la sede del Rothschild).Un edificio anodino sin la esencia de su autor. Afortunadamente, Daniel Libeskind también posee una obra en la capital londinense. Una obra de pequeñas dimensiones, pero en la que no defrauda. Se trata del imponente edificio de acceso a la London Metropolitan University Graduate Center. Dispuesto de forma paralela a la calle, una macla de 3 cuerpos arremete contra el viandante en un intento por provocarle y llamar su atención. Un edificio en movimiento detenido en el espacio, que genera múltiples juegos de perspectivas. Vibrante, desafiante, convulso y con una fuerza excepcional. Desafortunadamente, no tuve la oportunidad de acceder al interior. Muy cerca de Londres, en Durham, Libeskind posee otra muestra de su inconfundible estilo, que todavía no he podido visitar, pero espero poder hacerlo próximamente.
Sin duda, el gran rebelde polaco de origen judío, establecido en Nueva York y con estudio en Zurich (Suiza) es uno de los mejores arquitectos de la arquitectura contemporánea actual. Su obra también ocupa las principales ciudades norteamericanas y europeas, sobretodo en Alemania. Muy pronto visitaré este país para descubrir algunas de estas obras, aunque sin duda el Museo Judío de Berlín marcó un antes y un después en su carrera. Un proyecto que conozco desde que era estudiante, concluido en 2001 y que tuve la suerte de visitar hace años: absolutamente recomendable.
Un arquitecto al que admiro desde hace muchos años, fuente de inspiración para muchos de mis proyectos y que he tenido la increíble suerte de conocer en este viaje. Con motivo de la presentación de su nuevo libro “Edge of order” (el límite del orden), coincidimos en el Dover Street Market Londres. Un encuentro que se produjo por azar y gracias a Instagram, ya que el anuncio fue justo el día anterior. Amable, sonriente y de riguroso negro se acercó sonriente a las pocas personas que allí nos encontrábamos. Tras adquirir su libro (con dedicatoria y fotografía incluidas), pude conversar con él sobre diferentes temas, incluyendo la casa 33, a la que calificó de “beautiful house”. Un regalazo de la vida que me anima a seguir trabajando por mi gran pasión. ¡Nos vemos pronto!