Viajar es siempre un placer. Pero cuando lo haces para disfrutar de tu pasión, entonces se convierte en un sueño hecho realidad.
Acabo de regresar de Stuttgart y Munich. La arquitectura guía mi vida, y estar cerca de todo aquello me interesa me hace crecer como arquitecto. La excusa de este último viaje fue visitar el “Posche Museum” siguiendo las huellas de “Delugan Meissl”. Un proceso que comenzó en verano de 2016, tras descubrir el “Eye Museum” de Amsterdam y que continuó por las calles de Viena (de donde proceden) dos meses después.
Delugan Meissl logró este proyecto tras ganar un concurso restringido en el año 2005.La pareja que dirige este mediano estudio de arquitectura no es muy conocida, pero considero que forman uno de los mejores estudios de arquitectura de toda Europa. Y la industria automovilística no hace apuestas con los ojos cerrados.
Después de pasar más de 4 horas visitándolo primero por el exterior y posteriormente por el interior lo único que puedo decir es que me ha encantado. Incluso más que el Eye museum de Amsterdam (a pesar de tener multitud de similitudes formales). Transmite esa sensación de movimiento detenido en el tiempo que tanto me gusta y que aplico a otra escala en mis modestas obras. Ubicado junto a la fábrica de Porsche (Zuffenhausen), el edificio dispone del acceso principal desde una calle abierta a una rotonda de enorme tráfico rodado, que ha sido bautizada como PorschePlatz. En ella se ubica la escultura vertical “Inspiration 911”, donde 3 vehículos de la marca coronan tres esbeltas e inclinadas columnas. Los otros dos límites de la parcela triangular son un vial y la línea ferroviaria de cercanías, con la que se comunica a través de una interminable escalera metálica integrada con la urbanización del edificio.
En el Porsche museum las audaces formas que plantean los arquitectos vieneses transmiten en este caso mejor que nadie el espíritu de la marca. Una exclusividad y diseño convertidos en arquitectura de calidad, como no podría esperarse menos la reputación Porsche. Un lugar para soñar con los ojos abiertos, como anuncia la propia marca en el catálogo del museo. Un edificio que soportará perfectamente el paso del tiempo, puesto que no se trata de una edificio actual, sino que pertenece al futuro. El cuerpo principal que conforma el área expositiva tiene una longitud de 140 metros y dispone de tan solo 3 apoyos. La estructura del edificio, sobre todo teniendo en cuenta las sobrecargas de uso que debe soportar, es simplemente impresionante. Una obra de ingeniería maestra.
Con más de 26.000 m2 construidos, sólo una quinta parte se destina a exposición (aproximadamente 5.600 m2). Y el resultado sorprende la enorme compacidad del edificio. Contribuye a ello la uniformidad de los acabados interiores en todas las zonas, y que se agradece para no tener la sensación de estar pasando de un “escenario a otro”, como sucede en el Mercedes-Benz museum.
La piel exterior está formada por piezas trapezoidales de aluminio color blanco mate, que se vuelven especulares y brillantes en su cara inferior para mimetizarse con el entorno y jugar con los cambiantes reflejos a lo largo del tiempo. Dos grandes ventanales rompen la hermeticidad de la “gran caja”: uno, el más grande, abre el restaurante sobre la zona de acceso. Y otro, más pequeño, pone el contrapunto en el extremo contrario de la construcción.
El recorrido por el interior del edificio comienza desde la plaza exterior, donde varios coches de la marca esperan a sus afortunados “visitantes” que podrán disfrutar de la experiencia de conducir un coche exclusivo. Las líneas inclinadas que conforman el pavimento trapezoidal penetran al interior bajo el gran voladizo que es el “leif motiv” de este edificio. El hall llama la atención por su techo acristalado invadido por un ejército de líneas inclinadas. Desde el fondo del mismo, la escalera mecánica más larga que he visto en toda mi vida te conduce hasta el corazón del museo. En la planta principal, la luz y el color blanco del corian de suelo y paredes invaden todo el espacio. El recorrido comienza en el punto de llegada de la escalera, y avanza cronológicamente por la historia de la marca. Una pequeña inclinación del pavimento genera un recorrido por el perímetro de la gran sala y permite ganar en altura para subir de nivel sin percatarse. Las perspectivas cruzadas que se generan en el interior son impresionantes. Se busca enriquecer el espacio y facilitar giros y quiebros para el visitante que desee salirse del recorrido establecido.
El impresionante voladizo acristalado que avanza hacia la línea ferroviaria (en el extremo opuesto al acceso) es una excusa que aporta poco a la función de museo, pero que justifica y enriquece la audacia de la volumetría del edificio. La espectacular escultura creada dispone parcialmente de una cubierta plana transitable no abierta al público que debe simplemente impresionante
En planta baja, el museo dispone de una cafetería, restaurante informal, tienda de regalos y taller entre otros. En planta primera, un restaurante con una decoración espantosa completa el programa. El Museo organiza múltiples actividades (incluyendo visitas para conocer mejor el edificio) y eventos para todo tipo de público. Todo con el objetivo de acercar el “sueño Porsche” a todos los ciudadanos.
En la monografía “Delugan Meissl architects. Vol.1” editada por el propio estudio y que me regalaron en su estudio de Viena en Octubre de 2016 la información sobre este proyecto expresa la voluntad de realizar “ un cuerpo monolítico, de forma dinámica, que parezca flotar sobre la topografía plegada del solar y del nivel del suelo. La reflectante cara inferior del cuerpo flotante entra en simbiosis con el entorno y multiplica la dimensión de la amplia zona de entrada”. Entre otras cosas, también hacen referencia a la forma de acceder al edificio y ascender hasta el “universo Porsche”, así como al planteamiento de movimiento en espiral en el recorrido a través del área expositiva. Y por supuesto, todo ello aderezado de una enorme tensión espacial generada en ese recorrido gracias al “movimiento armónico” de todos los elementos.
Sin duda, un edificio imponente de obligada visita y que puede ser considerado una referencia de la mejor arquitectura europea contemporánea.