casa 33

el proyecto de toda una vida…

Hoy es presento un pequeño proyecto que realicé hace tiempo, pero que he rescatado porque me gusta mucho. Desgraciadamente, no puedo ver la luz. Y quizás por eso ( seguro) , me guste aún más.

El encargo suponía el acondicionamiento de un pequeño local ubicado en la planta baja de un bloque de viviendas del extrarradio de vitoria-gasteiz. Un espacio inevitablemente volcado al interior. Un ejercicio de introspección que habla de dinamismo y una vez más de movimiento detenido en el tiempo. Trasladando a la arquitectura el principio de “inacción” que ha caracterizado al fotógrafo estadounidense William Eggleston.

Es una propuesta que plantea la expansión de un espacio a través de la luz, las perspectivas infinitas y el juego de volúmenes interiores. Un lugar de sueños, de conversaciones, de juegos, de abrazos, de besos, de sabores, de miedos y de secretos. Todo mezclado en un crisol llamado vida.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y para mí, el plano que acompaña a estas palabras me sugiere infinidad de ideas. De posibilidades. De acabados.

El gran protagonista que dinamiza el espacio es el cuerpo convexo de la cocina. Genera una tensión espacial que fuerza la circulación hacia a ambos lados, permitiendo descubrir las distintas áreas previstas dentro de un espacio único. Y de esta forma el comedor, la barra, el estar y la zona de juegos disponen de espacios exclusivos sin perder el contacto con el resto de los usuarios.

Este tipo de proyectos dicen mucho de mí; es la arquitectura que refleja mi estilo, quien soy; y que busca enriquecer los proyectos y llenar la vida gracias a la combinación de materiales, texturas y colores.