El pasado 22 de Marzo fue el día mundial del agua. Este día se celebra con el fin de recordarnos la importancia de dicho elemento, que resulta sin duda esencial para la vida. Se apela al consumo responsable, como se hace con otros tantos bienes que la tierra nos ha dado, y que no son más que un préstamo de nuestros hijos.
Los niños aprenden desde muy pequeños el esquema del “ciclo del agua”, y se familiarizan con el proceso que engloba la captación, uso, depuración y retorno al medio ambiente. El agua que utilizamos se “ensucia”, y debemos canalizar y tratar las aguas residuales de forma correcta.
El agua ha sido sin duda desde el origen de la tierra uno de los símbolos de lo que engloba la palabra “naturaleza”, y ha permitido el desarrollo de las poblaciones como fuente de alimentación, de producción, de transporte… Incluso es una fuente de energía eléctrica.
Los países ricos no se encuentran por casualidad en zonas con reservas suficientes de agua potable. Y además, las grandes ciudades de estos países tampoco se han fundado por casualidad en torno a la rivera de importantes ríos. La construcción necesita de ingentes cantidades de agua, tanto in situ como en la producción previa de los materiales aportados a la obra.
En la industria alimentaria sucede lo mismo. Para producir un kilogramo de trigo, por ejemplo, se requiere aproximadamente 1.000 litros de agua. Y es que a las necesidades cotidianas de cualquier persona (bebida, higiene, etc) deben tenerse en cuenta las necesidades industriales y agrícolas. Por ello, se ha determinado que la necesidad media anual por persona es de 1.000 metros cúbicos. Una cantidad muy difícilmente alcanzable en muchísimas zonas de nuestro planeta.
La escasa presencia del agua en algunas zonas (sobre todo en continentes pobres como África, América del Sur, Asia, etc) nos ha obligado a desarrollar planes hidrológicos y leyes de carácter internacional (encabezadas por el Consejo Mundial del Agua, creada en 1996). Su objetivo es garantizar la correcta utilización y mantenimiento de los recursos existentes en cada zona del planeta. Esta escasez parece desaconsejar producir en dichas regiones, ya que hoy por hoy no se ha podido o no se ha querido desarrollar lo suficiente tecnologías como las plantas desalinizadoras en las zonas cercanas a la costa.
Y es que al igual que sucede con el desarrollo de los coches eléctricos, a los países ricos (normalmente con recursos suficientes de agua fluvial) no les interesa desarrollar tecnologías que garanticen ese tratamiento de aguas (salinas o de otro carácter que dificulte el consumo de los habitantes más cercanos).La escasez de agua en algunas zonas es una excusa; porque lo importante no es salvar vidas, sino hacer negocio con el transporte y venta de alimentos producidos en países ricos, donde sí existen recursos hídricos para su fabricación.
¿Dispondremos de agua suficiente dentro de 50 años para la creciente población mundial? ¿Será el agua el petróleo del futuro? Comencemos hoy, a pensar en los demás.