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el proyecto de toda una vida…

En pocos días se celebrará una nueva edición del “Día mundial de la arquitectura”. Como en otras ocasiones, se celebrará el primer lunes de Octubre (este año será el día 7, un día después del cumpleaños del infinitamente genial Le Corbusier).  Y por este motivo, me he animado a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad actual.

Mi experiencia hasta la fecha se ha centrado en obras de reforma, sobretodo en el ámbito de las comunidades. Por circunstancias. Y la relación con los clientes, no siempre ha sido la esperada. Tampoco con muchos particulares. Internet ha supuesto un antes y un después en el acceso a la información a nivel global, mucho más de lo que los libros o la televisión supusieron. Una herramienta muy útil pero que, en muchos casos, alimenta un “falso sentido del conocimiento de la verdad”, que en muchos casos alimenta una falta de respeto hacia el profesional cualificado.

El libro “El modo intemporal de construir” propuso en 1979 criterios para edificar de forma intuitiva, utilizando como guión el sentido común y la experiencia pretérita. El arquitecto británico Christopher Alexander, sorpresivamente, publicó este utópico texto en el que abogaba por prescindir directamente de los arquitectos. Fundamentado en la idea de que las creaciones arquitectónicas más acertadas habían sido materializadas sin contar con un arquitecto, utilizando criterios y técnicas sencillas.

A nivel conceptual, Christopher Alexander (profesor emérito de la Universidad de California en Berkeley) propone un método de creación: “el lenguaje de patrones”. Consiste en observar el entorno para resolver los problemas constructivos y de funcionamiento, adaptando cada edificio a las necesidades de cada usuario. Algo que a priori puede resultar muy ventajoso, pero que posteriormente puede impedir en determinados casos la utilización de esos espacios por personas con necesidades diferentes. Nos encontramos por tanto ante edificios que pueden funcionar correctamente, pero que a su vez poco versátiles. La “vivienda-caja” frente a la “vivienda-estuche” que recogieron Ignacio Paricio y Xavier Sust en su libro “La vivienda contemporánea” (ITEC, 1998).Un concepto en realidad mucho más antiguo, célebre por la histórica afirmación “ form follows function” de Louis Sullivan.

La obra de C. Alexander tuvo en su momento una notable influencia en diferentes sectores, sobretodo en el campo de la creación de software  en base a pequeños patrones repetitivos. El aparente caos de algunos zocos o ciudades históricas alberga en realidad una vida en perfecto  equilibrio. Quizás no podamos utilizar este patrón como modelo, pero sin duda leer a Chistopher Alexander nos permite tener en cuenta conceptos poco frecuentes. Y meditar sobre ellos, permite replantearnos los modos de crecimiento de las ciudades y las tipologías de viviendas y edificios que conforman su entramado. No deben ser antagónicos los ideales que defienden la parte más artística y creativa del arquitecto con la creación de espacios acogedores donde se desarrolle la vida de las personas. La opinión del arquitecto es y siempre será importante, por ser el técnico cualificado en la materia.

“El modo intemporal de construir” es un clásico de la arquitectura actual, y sin duda podemos tomar nota de muchas de las ideas que incluye. Eso sí, combinándolas con nuestro conocimiento actual en la materia. Porque una vez más, los objetos no son ni blancos ni negros: todo depende de la luz con la que se los ilumine.