casa 33

el proyecto de toda una vida…

Pabellón de Italia: la sugerente piel a base de prefabricados lisos de hormigón blanco pero con múltiples incisiones hace referencia a la corteza de un árbol y sus ramas. Obra de Nemesi &Partners , el pabellón anfitrión es con diferencia el más grande de toda la expo, además de disponer de otros edificios adicionales y ocupar un lugar privilegiado. Por si fuera poco, además posee un enorme estanque donde el protagonista es el árbol de la vida, una enorme escultura que emerge del agua y proyecta un bonito espectáculo de luz y sonido con alegoría incluida.

El pabellón de Italia es una gran sorpresa. Con una volumetría exterior aparentemente sencilla, alberga en su interior un interesantísimo juego de patios con perspectivas espectaculares. De estilo deconstructivista aunque con una fuerte influencia racionalista, dispone de una cubierta ondulada que evoca a Ronchamp (le Corbusier), aparte de otros guiños como el protagonismo otorgado a la recogida del agua de lluvia en el centro del pabellón, junto a la escalera de acceso a las exposiciones.

Como ya adelanté en mi anterior post, el pabellón de Brasil sorprende por muchas cosas. La voluntad de este pabellón es reflejar los valores abiertos de la cultura brasileña y lo consigue de una forma sencilla. Junto a la amplitud de su interior, busca algo que la mayoría de los países olvidan. Todos quieren “impresionar”, pero muy pocos se acuerdan de “divertir” al visitante.

Visitar la EXPO genera una importante dosis de stress. Y teniendo en cuanta el importante desembolso económico que supone, las personas que acceden a este pabellón agradecen esbozar una amplia sonrisa, casi carcajada, al caminar y saltar sobre la red dispuesta a modo de suelo elevado sobre el terreno. Por ende, este pequeño-gran detalle resulta la principal atracción del pabellón, y ya que por una vez nos podemos alejar de la arquitectura y explorar nuevos campos, esta propuesta me parece simplemente brillante.

Las ideas pueden ser baratas o carísimas. Según se mire. Pero me causa estupor la supuesta sostenibilidad de algunos pabellones, ya que todos parten en teoría de las mismas premisas. Sin duda, me quedo con claros ejemplos como el de Mónaco, un pabellón fácilmente desmontable, transportables y en definitiva verdaderamente reutilizable. De hecho, ya tiene un futuro en África después de su clausura en el día de hoy,31 de Octubre de 2015.

Una EXPO es sinónimo de colas, como ya expuse en mi anterior post. Pero ver carteles de 270 minutos (4 horas y media) me parece absolutamente desproporcionado y nada recomendable para ningún visitante. Considero que es importante repensar el concepto de las “muestras expositivas”, porque se puede decir lo mismo con menos o con un lenguaje diferente. Es necesario apostar más por pabellones abiertos como el de Holanda o Francia, ya que suponen un éxito a nivel de funcionamiento.

Las EXPOs tienen una voluntad de cercanía, y por mi experiencia no siempre se consigue. En teoría conforman un escenario donde convergen en fraternidad las diferentes culturas del mundo con una finalidad de sensibilización. Las grandes diferencias entre países siguen siendo evidentes, y el aparente “respeto” entre naciones no puede reducirse a un escaparate temporal.

La arquitectura puede y debe ponerse al servicio de los países más desprotegidos, para garantizar las necesidades más básicas que permitan la subsistencia de todos los seres humanos en igualdad de condiciones. El horror y la masacre no son compatibles con una vida digna, por lo que la destrucción de las ciudades debe paralizarse inmediatamente.

Queda todavía mucho camino por recorrer…