Hoy os presento el penúltimo post sobre mi visita reciente al legado de Le Corbusier, que concluirá próximamente con el texto dedicado a la iglesia de Ronchamp.
En esta ocasión os voy a hablar de Firminy, una pequeña localidad de pasado minero situada al Sur de Lyon. La historia reciente de esta villa es un complejo crisol de actores donde las intenciones de promotores privados, intereses políticos, colaboradores del arquitecto suizo y otros factores conformaron una convulsa cronología.
Firminy es un gran desconocido dentro de la obra de Le Corbusier, seguramente porque sólo llego a construir en vida la “maison de la culture” y esta obra no destaque especialmente dentro de su trabajo. Sin embargo, pasear por las calles de esta localidad francesa es impregnarse del aroma de este gran arquitecto.
La crónica comienza en 1953, doce años antes del fallecimiento de Le Corbusier. Ese año, Eugène Claudius-Petit promueve la rehabilitación de la ciudad a través de un plan urbanístico denominado “Firminy vert” (verde), en el que las zonas ajardinadas y la calidad de vida de sus habitantes fueran los protagonistas. Podéis consultar www.ville-firminy.fr
Para ello, cuenta con cuatro arquitectos que basándose en la “Carta de Atenas” de Le Corbusier, desarrollan sus planteamientos de trabajo. De esta forma, se materializaron 1070 viviendas sociales y diversos equipamientos colectivos.
Le Corbusier comienza a trabajar en Firminy en 1954. La intervención proyectada incluye diversos edificios de equipamiento en una misma zona: casa de cultura, estadio, iglesia Saint-Pierre y piscina.
En lo alto de una colina, a quince minutos andando de dicha parcela de servicios, se plantea la construcción de tres Unité d´habitation (gran silo residencial), aunque finalmente sólo se edificó una. Este gran bloque de viviendas es el quinto y último de esta tipología (después de Marsella,Nantes- Rezé, Briey-en-Forêt y Berlín Este). Desgraciadamente, fue construido e inaugurado a título póstumo.
Esta obra es un joya de la tipología residencial. Utilizando las proporciones de “El Modulor” se proyecta un edificio de 130 metros de largo, 21 metros de anchura y 56 metros de altura. Hay 20 plantas en total, aunque la mayoría de los apartamentos son dúplex, con una orientación Este/Oeste buscando el máximo soleamiento. Así mismo, se recogen los 5 principios de arquitectura que enumeró en la Ville Savoie. En la parte superior se encuentra la Escuela (actualmente cerrada) y la gran cubierta plana-terraza, que lamentablemente tampoco tiene un uso en la actualidad.
El edificio que actualmente realiza las funciones de recepción y desde donde parten las visitas guiadas es la “casa de la cultura y de juventud”. Una especie de centro cívico de la época. Construido de 1961 a 1965, dispone de una clara componente longitudinal (112 metros de largo). Debido a discrepancias burocráticas, se encuentra en el extremo opuesto del estadio al inicialmente previsto, pero sin duda ha supuesto una clara mejora, ya que ahora se vuelca hacia el gran estadio ubicado en un nivel interior.
Una vez más, el recorrido de aproximación hasta este edificio juega un papel fundamental. La rampa de acceso nos guía hacia el punto de entrada, y nos invita a disfrutar durante el ascenso de múltiples sensaciones.
La sección transversal resulta muy innovadora y estructuralmente arriesgada, pero Le Corbusier resuelve con gran maestría los espacios en su interior. Cables de acero equidistantes generan una parábola, de forma que paneles prefabricados de hormigón armado se disponen entre ellos y conforman una gran cubierta cóncava. Desde el interior la estructura queda vista, enfatizando el carácter intrépido de la estructura.
Las fachadas vuelven a estar protagonizadas por los “vidrios ondulatorios”(que hemos visto recientemente en la Tourette),en colaboración con Yannis Xenakis (compositor griego).Entre ellos se intercambian módulos de carpintería en color rojo, amarillo verde y azul. La inclinación de los dos alzados longitudinales (que contrarrestan el esfuerzo de los tensores de la cubierta) confieren un aspecto desafiante el edificio, sobre todo hacia la pista de atletismo ubicada en un plano inferior. Cabe destacar también el original relieve que remata el testero sur. Podéis ampliar la información en www.sitelecorbusier.com
El estadio fue realizado entre 1966 y 1968 (es decir, con posterioridad a la muerte del gran arquitecto suizo).Actualmente se encuentra en proceso de restauración. Fue declarado en 1984 Monumento Histórico, como los demás edificios de Le Corbusier en Firminy.
La piscina se realizó también varios años después, gracias a uno de los colaboradores: André Wogensky.
Pero sin duda la iglesia resultó la gran olvidada. Fue la última en ver la luz, ya que se concluyó en 2006 tras una azarosa trayectoria. El proyecto original de LC se basaba en una gran cáscara hiperbólica. Conforma, junto a Ronchamp y La Tourette, una tercera propuesta del gran genio para el principal lugar de culto cristiano.
El arquitecto trabajó en la redacción del proyecto durante varios años, antes de fallecer en 1965. Sin embargo, fue en 1970 cuando se colocó la primera piedra, aunque fue 1973 cuando se comenzó la obra del recinto religioso.
Los trabajos continuaron durante 5 años hasta 1978. En ese momento la obra quedó paralizada. Durante más de 20 años hubo intereses contrapuestos que incluso barajaron la posibilidad de derribar la parte edificada. Sin embargo, en 2002 se aprobó la terminación de la obra, hito que se alcanzó en el año 2006.
El edificio presenta una base cuadrada de 25,50 metros de lado, y su envolvente trono-cónica alcanza los 33 metros de altura. Construida enteramente con hormigón armado, la entrada de la luz natural al interior de la nave es una maravilla. El casco principal macizo se opone al zócalo ligero que alberga el Centro de Interpretación de LC. El canalón corrido que envuelve exteriormente el muro inclinado, alberga un lucernario corrido oculto que produce una iluminación mágica. La nave principal es impresionante, pero resulta muy difícil de climatizar. Sin embargo, la gélida temperatura en su interior no impide disfrutar de un espacio único en el mundo.
Sin duda, Firminy rezuma Le Corbusier.