PRADA es sinónimo de lujo. Fundada hace más de un siglo, en los últimos 25 años se ha configurado como una marca vinculada a la exclusividad. Sus prendas y accesorios definen el perfil de un consumidor de alto poder adquisitivo, otorgando un plus de distinción en la sociedad actual de consumo.
OMA/Rem Koolhaas ha sido elegido por esta empresa internacional de la moda para el diseño de sus sedes en Los Ángeles, Nueva York, San Francisco, Milán y un pabellón temporal en Seúl (Corea del Sur). El grupo empresarial actualmente destina una parte de sus beneficios a proyectos de mecenazgo artístico, siendo la nueva Fundación Prada en Milán un buen ejemplo de este nuevo espíritu de apoyo artístico.
Ubicada en una degradada zona frente al trazado del ferrocarril que invade la ciudad a través de múltiples estaciones, persigue regenerar el tejido urbano de esta zona. Pero la revitalización se vislumbra muy lejana: a 100 metros escasos de la fundación varios “homeless” hacen fuego en un bidón metálico y se refugian en unos pabellones ferroviarios abandonados. Es la otra cara de la ciudad, que convive con naturalidad junto al glamour de las grandes firmas.
La actuación incluye la rehabilitación de varios pabellones industriales, el tejido intersticial y la creación de 3 nuevos volúmenes. En los edificios recuperados se exponen obras de arte,además de otros usos, como la cafetería diseñada por el cineasta Wes Anderson y que pertenece a otra época (es absolutamente ajena al espíritu del proyecto). El volumen principal de nueva creación es una gran torre de hormigón visto que se encuentra actualmente en construcción. Se erige sobre el muro que delimita el recinto y mira en solitario al horizonte. El segundo de los nuevos volúmenes es una gran sala expositiva de vidrio y paneles sintéticos texturados en color gris jaspeado, donde se realizan también ensayos de danza. El tercero de los nuevos edificios (y el menor en tamaño) es una sala destinada a proyecciones de cine y actuaciones de teatro, cuya principal característica es su envolvente exterior a base de espejos.
Koolhaas se reconoce en la maestría de la intervención, en algunos detalles, pero me atrevo a decir que desaparece la madurez del arquitecto en esta etapa de su carrera. Los volúmenes puros, la texturas, los recorridos…evocan al primer Koolhaas del Kunsthal (Rotterdam,1992) pero carecen de la frescura de éste. Algo absolutamente incomprensible.
Las exigencias para abarcar simultáneamente un gran número de proyectos a lo largo de varios países pueden traducirse en ocasiones en la falta de dedicación de tiempo suficiente a cada proyecto.
Los condicionantes del lugar, del programa y del cliente creo que en este caso han sido determinantes para que la mano de OMA se diluya entre las exclusivas prendas de la marca.
¿Cuál es vuestra opinión?