casa 33

el proyecto de toda una vida…

Esta vivienda es sin duda un icono de la arquitectura moderna. Concluida en 1927 por un diseñador de muebles poco conocido, fue su primera casa, tras una serie de obras de reformas. Pocos años después el arquitecto pasó a formar parte de “De Stijl” (el estilo), la tendencia de arquitectura “moderna” de Holanda creada años atrás por P.Mondrian, P.Oud, Theo van Doesburg, etc     

 El encargo vino de la señora Schröder al quedar prematuramente viuda y con tres vástagos (dos hijas y un hijo de corta edad). Esta adinerada burguesa confió en Rietveld para buscar una parcela en un entorno natural, ya que la idea principal era que vivienda y entorno natural fueran un único elemento. Encontraron esta parcela al final de un bloque de viviendas en hilera, en un entorno natural muy agradable. Nada que ver con los elementos que actualmente rodean la vivienda: un viaducto elevado de varios carriles, un túnel y diversas carreteras. Todo ello llevó incluso a su autor a pensar en su demolición.

El edificio resultó tremendamente innovador en aquella época, y por ello recibió numerosas críticas. El programa típico era el típico para  una vivienda de aquella época, que en este caso no incluía un espacio para garaje (a pesar de que el coche comenzaba a generalizarse como símbolo de modernidad). Destaca la inclusión de un despacho y zona de trabajo para el propio Rietveld en la planta baja. Algo que inicialmente no parece muy lógico, pero que se explica por la amistad que ambos mantuvieron y por la labor de mecenas de la señora Schröder. Una estrecha relación que en algún momento pasó a ser algo más, pues el propio arquitecto terminó viviendo en esta casa junto a la señora Schröder, cuando los hijos de ella se habían independizado.

Además de la integración en la naturaleza, Rietveld quiso recoger en esta casa sus ideas sobre la arquitectura: simplicidad de formas, búsqueda de la luz y espacios versátiles. Su formación como diseñador de muebles se denota en los detalles de toda la casa, pero sobretodo en la planta primera. En esta planta el arquitecto realizó una propuesta que permitía la adaptación de los espacios en función de las necesidades. De esta forma, con múltiples elementos móviles, el espacio podía quedar totalmente diáfano y utilizarse como zona de juegos o salón. El lavabo, el inodoro y la bañera quedaban ocultas tras diversas puertas. Al anochecer, los elementos móviles previstos permitían la individualización del espacio en cuatro dormitorios y el oscurecimiento del lucernario existe sobre la escalera. Los espacios resultantes eran un dormitorio para la señora Schröder, otro para las dos hijas, otro para el hijo y otra estancia adicional. Las ventanas también disponen de aperturas que eliminan el perfil de la esquina, permitiendo la integración del paisaje circundante en el interior de la vivienda. La importancia del arquitecto por la luz también se reflejó en el diseño de muebles acristalados (estantería de cocina, incluyendo los laterales dela misma) y hasta el buzón.