casa 33

el proyecto de toda una vida…

Nos hallamos en el ecuador del año 2015. Aunque bueno, si nos fijamos estrictamente en el termómetro, podría decirse que nos encontramos en el ecuador “a secas” (nunca mejor dicho).

Como decía, en mitad del esperadísimo “año de la recuperación” en nuestro país, la situación en la calle resulta muy diferente. Si bien lo peor del temporal ha pasado ya y los paraguas comienzan a cerrarse, el sol todavía se asoma con timidez a la vida de la mayor parte de los ciudadanos.

La construcción es el mayor afectado en este tiempo de cambio que nos ha tocado vivir. Mientras perduran aún los ecos de la resaca inmobiliaria, toca acostumbrarse a un nuevo espacio de vida. A un nuevo espacio de trabajo. Centrado en la rehabilitación, como dulce penitencia redentora de los excesos del pasado.

La convulsión después de las últimas elecciones municipales y la incertidumbre dentro de la UE (a causa de aquel país mediterráneo que en el pasado fue cuna de la civilización europea, junto al Imperio romano) ralentizan la ansiada mejora. Y a su vez, nos hablan de un tiempo de cambio en lo político y en lo social.

Es tiempo de marcar tendencia, de crear escuela. Comenzando por la escala XS. Para evolucionar “in crescendo”. Promotores: no sólo de dinero vive el hombre. Pensemos: ¿qué arquitectura queremos para nuestros hijos? Vamos a cuidar los pequeños detalles. Porque en el futuro, veremos que fueron los grandes.

“La arquitectura es el reflejo de una época” dijo el genial arquitecto Ludwig Mies Van der Rohe. El problema es que en este momento no hay arquitectura, porque no hay época. Sólo silencio.