casa 33

el proyecto de toda una vida…

En el campus universitario de París y apenas separadas por 50 metros, podemos visitar dos construcciones creadas por Le Corbusier: la maison du Brésil y le pavillon suisse. Ambos edificios son residencias universitarias para estudiantes de los respectivos países, algo que es compartido con otros edificios adyacentes (residencia de Alemania, Marruecos, etc).

La maison du Brésil es patrimonio Histórico de la Humanidad desde 1985.Se trata de una obra de madurez muy distanciada en el tiempo del resto de las obras que he visitado en la capital francesa, donde el hormigón armado adquiere un protagonismo sin discusión. Es la última obra que construyó Le Corbusier en París y lo hizo en colaboración con el arquitecto brasileño Lucio Costa (autor del proyecto básico). En esta época de su vida el gran genio suizo disponía de una tremenda proyección internacional, y su estudio desarrollaba proyectos por medio mundo. Sin olvidar algunas de sus grandes obras en Francia: la capilla de Ronchamp y el Monasterio de la Tourette (ver entradas anteriores en este blog).

La gran fuerza plástica de esta obra inunda al visitante, que queda envuelto por el gran juego de volúmenes creado en la planta baja. Y es que la maison du Brésil destaca por su plasticismo, claramente influenciado por un condicionante formal tan fuerte como es la cultura brasileña.

El proyecto plantea un cuerpo principal (de cinco plantas) que aloja los dormitorios y se encuentra separado del suelo mediante pilotes. Dispone de orientación Este (zona de servicios) y Oeste (habitaciones con brise-soleil)

En planta baja se ubican las diferentes zonas comunes (que incluye un teatro) y la vivienda del director de la fundación. De esta forma surgen dos piezas importantes a nivel de planta baja (una a cada lado de la proyección del cuerpo principal) que acarician y juegan  con el bloque principal de habitaciones. Estos dos cuerpos secundarios de menor altura disponen de fachadas curvas. Además, poseen de una estructura independiente que combina los muros de carga de mampostería con el hormigón armado.

Podría decirse que el volumen principal se posa sobre el terreno gracias a los pilotes, y el resto de la actuación juega con dichos pilotes y los integra en su distribución tanto interior como exteriormente.

Precisamente en la planta baja, la luz y el color vuelven a ser los protagonistas: tanto en los vidrios coloreados, los cuerpos sobresalientes, las puertas y por supuesto, la pintura empleada en las paredes exteriores de los dormitorios en las fachadas. Sin duda, una obra maestra que ningún amante de la arquitectura puede perderse.