casa 33

el proyecto de toda una vida…

La Fundación Suiza encargó este proyecto a Le Corbusier con el fin de dar alojamiento a los estudiantes suizos que llegaban a la capital para estudiar en la Universidad. El programa incluía 50 habitaciones, cocinas y aseos comunes por plantas, así como una oficina y vivienda par el director de la Fundación (al igual que sucede en la maison du Brésil).

El proyecto plantea dos volúmenes muy diferentes: un cuerpo principal y otro cuerpo secundario (con una fachada cóncava) y que aloja las escaleras. El primero tiene unas dimensiones en planta de 9,00 x 50,00 metros y alberga los dormitorios de estudiantes, que quedan distribuidos en cuatro plantas. Este cuerpo “pesado” se encuentra separado del suelo mediante pilotes.

Entre ambos  volúmenes existe una tercera pieza que une horizontalmente los dos volúmenes mencionados. En planta baja existe otro cuerpo que alberga la zona de entrada y zonas de estancia comunes.

El hall de entrada es lo mejor de este proyecto, donde destaca en el salón de planta baja el gran mural dibujado en la pared por Le Corbusier. Cabe destacar también los bancos diseñados para este edificio, donde cada uno de ellos se personaliza con diferentes dibujos.

Sin embargo debo señalar este edificio Corbusier me ha resultado frío. Las geométricas fachadas de acero y vidrio, los pasillos anodinos y espacios cerrados de las plantas, así como la ausencia de dobles alturas y luz cenital me han resultado desconocidos. Tal vez el arquitecto tuvo que adaptarse a los requerimientos del cliente, o simplemente fue una obra de experimentación. Aunque mi percepción también puede estar determinada por el hecho de haberlo visitado tras descubrir la maison du Brésil (una obra de madurez 27 años posterior), donde Le Corbusier habla en un lenguaje completamente diferente.

En el pavillon suisse, la inclusión de los 5 puntos de la nueva arquitectura no es tan clara como en otros proyectos. El protagonismo de la terraza-jardín queda aquí relegado a cuatro pequeñas terrazas abiertas al exterior en la última planta, que no dejan de ser una anecdótica alusión a dicho principio.

El pabellón suizo fue sometido a diversas intervenciones de restauración e a partir del año 1945. Algo que también sucedió con otros edificios de Le Corbusier, como la Armé du Salut. En ambos casos tuvo que realizar obras para minimizar el soleamiento de la fachada sur. Y en el caso del pabellón suizo, también procedió a realizar el mural que preside actualmente el salón de la planta baja: una obra pictórica impresionante, cuya predecesora fue destruida en la segunda guerra mundial.

En las últimas décadas, los trabajos de conservación o actualización de instalaciones y/o elementos han sido constantes, ya que en el año 1986 fue declarado Monumento Histórico ( como la mayoría de la obra de Le Corbusier en territorio galo).