casa 33

el proyecto de toda una vida…

Esta obra es el paradigma de la vivienda contemporánea. La materialización exacta de la idea de vivienda que tenía Le Corbusier: “une machine à habiter”. Proyectada para una rica familia como vivienda de fin de semana en la localidad de Poissy, a las afueras de París, supuso la concreción y máxima ejemplificación de los cinco principios de la nueva arquitectura postulados en 1926: edificación sobre pilotes, planta libre, fachada libre, ventana longitudinal y terraza jardín (les pilotis, le plan libre, la façade libre, la fenêtre en bandeau et le toit-terrasse).Estos cinco principios le acompañarán a lo largo de toda su carrera, si bien se materializarán de diferente forma según el tipo de encargo, el emplazamiento o la etapa de su vida profesional.

Al llegar hasta la parcela en la que se ubica esta joya, lo primero que descubrimos es la casa del jardinero. Visible desde la calle, se ubica a la derecha de la puerta de entrada, y es como una reproducción en miniatura de la villa principal. Resulta increíble describir cómo esta pequeña “caja” apoyada sobre 5 pilotis y con una escalera exterior de un tramo puede sugerir tantas sensaciones. Impresionante.

Al continuar avanzando por el camino que conduce hasta la villa Savoye, descubrimos a contraluz, entre ramas de frondosos árboles, un gran paralelepípedo blanco posado sobre el terreno: “la casa está sobre la hierba como un objeto, sin alterar nada”. La planta baja desaparece bajo la sombra de la planta primera, acentuando la separación del suelo que provocan los pilotis. En este proyecto destaca la integración en el entorno, no como algo particular para este proyecto, sino como parte de la teoría que promulgaba Le Corbusier.

El acercamiento se produce desde la fachada Sur. Como ya sabéis, en el extremo opuesto la planta baja dispone de forma curva de la vivienda para permitir el giro de los vehículos y la entrada al garaje. Recordamos una vez más que el coche era en aquel momento un símbolo de modernidad al que solo tenía acceso un elenco de adineradas personas.

La ville savoye es la más grande entre las grandes. Un icono. Consta de planta baja, una planta principal y otra planta superior abierta: cubierta- jardín. La distribución de esta vivienda está vertebrada por la rampa central que une los diferentes niveles, y que queda completada por una escalera de semi-caracol que punzona verticalmente el espacio.

En planta primera la gran terraza creada da luz a la amplia sala de estar que dispone de una original chimenea en la fachada norte. La cocina queda unida directamente al salón, y posee una pequeña terraza abierta al exterior. El resto del programa son el dormitorio de los Savoye, el de su hijo y el de invitados. Los cuartos de baño y el pasillo disponen de lucernarios estratégicamente ubicados, que proporcionan luz natural, color y vida allí donde aparecen.

En la planta superior encontramos el solarium que ocupa parcialmente la cubierta del edificio y es accesible por una rampa exterior de dos tramos. Las formas curvas de las paredes que conforman el volumen principal aportan plasticidad al conjunto, mientras cumplen la función de proteger del viento y de las vistas a las zonas de estancia al aire libre. Esta zona también dispone de acceso desde la escalera de la vivienda.

Visitar esta obra es descubrir uno de los mayores exponentes de la arquitectura contemporánea. Resulta impresionante el camino de acercamiento hasta la vivienda, tras admirar la diminuta casa del jardinero ubicada junto a la zona de acceso. La riqueza de sus recorridos exteriores e interiores (promenade architecturale) convierte la visita a esta obra en algo casi mágico. Las dos rampas que unen los tres niveles permiten disfrutar de insólitas perspectivas cambiantes bajo la luz del sol. Una escalera semi-curva punzona verticalmente el espacio y complementa los recorridos que ofrecen las rampas.

Los espacios de esta vivienda quedan sutilmente iluminados por la luz natural (lateral y cenital).Son espacios pensados para los nuevos hábitos de vida se van sucediendo en el maravilloso recorrido interior. La fuerte presencia de la naturaleza se hace especialmente visible en la planta primera y en la cubierta ajardinada superior, donde varios planos curvos dan plasticidad al conjunto en esta zona a la vez que cumplen otras funciones.

En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial la vivienda fue abandonada y parcialmente dañada. En 1958 el Ayuntamiento de Poissy compra la casa a la familia Savoye con la intención de construir un instituto, que afortunadamente no se llegó a cumplir. En 1963 el gobierno francés declaró esta obra como patrimonio arquitectónico y pudo recuperarla, devolviéndole el brillo y protagonismo que hoy tenemos la suerte de disfrutar.

El tríptico que te entregan al adquirir la entrada informa de que la visita media es de una hora, pero puedo aseguraros que si es la primera vez que acudís a Poissy, esa estimación se queda muy corta.