Hoy es el primer lunes de Octubre y se celebra el día mundial de la arquitectura. La Unión Internacional de arquitectos (UIA) así lo decidió hace años, y desde entonces se celebran durante toda la jornada actos y actividades que invitan a reflexionar sobre esta manifestación artística.
Os invito a acercaros a este maravilloso mundo por el que siento absoluta devoción y quien me conoce, sabe que soy simplemente pasión por la arquitectura en estado puro.
Mi pequeña contribución en esta importante jornada es publicar esta entrada con una de mis últimas obras. Se trata de una obra de reforma de portal para suprimir barreras arquitectónicas, aunque con unas particularidades espaciales. El espacio en el que he intervenido es un porche abierto donde inicialmente se encontraba una escalera exterior de acceso al edificio de viviendas. La superficie disponible era muy grande, pero la distribución inicial era pésima.
Desde el primer momento supe ver las posibilidades que ofrecía este proyecto, y bastó con plantear una estrategia muy concreta. Ubicar la nueva escalera de forma estratégica al fondo del portal, y crear una nueva envolvente que abarca todo el espacio privado desperdiciado inicialmente. Los cuartos de contadores (agua y electricidad) se transforman en armarios, contribuyendo a dejar más espacio libre para los vecinos.
La piel de este nuevo lugar queda inundada por la luz a través de unas incisiones certeras como los cortes de un cirujano. El acero entra en escena para ceder el protagonismo a la luz natural que inunda el espacio, permitiendo un sugerente juego de vistas que conecta el interior y el exterior.
Porque el pragmatismo y la economía no están reñidas con la originalidad, la fuerza y la atemporalidad. Porque mis proyectos son imprevisibles, ajenos a las modas y solo tienen en común la personalidad de quien los crea.
¡Espero que os guste!