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el proyecto de toda una vida…

Las cosas que cada persona posee hablan de ella. De su vida, de sus gustos, de su trabajo, de sus aficiones. Hacen como nadie un fiel retrato de su propietario. Nos dan una imagen transparente,sincera y por supuesto absolutamente personal.

Nuestras posesiones hablan de nosotros a los demás, y a nosotros mismos nos recuerdan lo que somos. Y lo que vivimos. En el presente y en el pasado. Porque muchas de ellas poseen una historia única que solo nosotros conocemos.

En el caso de un creador (artista, músico, escritor, arquitecto, etc) los objetos personales que le rodean, su casa, su espacio de trabajo, etc resultan fundamentales para entender su obra.

Una obra que, aunque cambiante, hace referencia a un estilo, a un gusto y sobre todo, a una personalidad que el autor otorga a cada una de las creaciones.

Las posesiones que cada uno de nosotros incorporamos a nuestro camino se reúnen mayoritariamente en un espacio llamado “vivienda”. Un lugar donde el ser humano vive y utiliza como punto de referencia en su paso por la vida. Este espacio resulta sin duda el principal espejo del alma de cada persona. No  solo por los objetos contenidos, sino también por el “contenedor” en sí mismo. Su envolvente, su ubicación, su distribución, su estado, la calidad de los materiales empleados, etc hablan con sinceridad de aquel o aquellos que allí habitan. De sus hábitos, de sus preocupaciones, de su forma de entender la vida, el mundo y la huella que dejarán cuando termine la partida. Ser consciente del paso del tiempo y del cambio de las circunstancias personales es muy poco habitual.

Por eso es importante pararse, mirar alrededor y reflexionar acerca de lo que mi casa dice de mí.

¿Quién soy?