casa 33

el proyecto de toda una vida…

Esta obra es una reforma que refleja una vez más mi teoría de la arquitectura y mi filosofía de entender el mundo a través de mi profesión. Cada detalle importa. Gestos que delatan una intención, que conmueven, que deleitan o generan animadversión. Mirar hacia arriba. Una forma que desplaza a otra, como metáfora de la relación que existe entre las acciones que todos realizamos. Vida es constante cambio.

La contínua referencia a ese factor llamado tiempo. Una variable que no siempre podemos controlar, y que la mayoría de las veces escapa a nuestro intelecto. Una rutina que es el mayor enemigo de la creatividad. El devenir de los días. Una unidad. Y otra. Y otra… Y de esta forma, los días se acumulan como libros olvidados en el almacén de una vetusta biblioteca.

Suena el despertador. Abrir y cerrar de ojos. Abrir y cerrar de puertas . Un día más. Un día menos. Dentro de esa nueva normalidad tras la pandemia. Salir al exterior, entrar a nuestro hogar. Relacionarnos, interactuar y volver al origen. Una y mil veces. Porque precisamente la clave se halla en el principio de todas las cosas. La solución a todo lo que no vemos. Así se desarrolla mi trabajo. Mi pasión. La arquitectura. Movimiento detenido en el tiempo.