casa 33

el proyecto de toda una vida…

Cuando era adolescente (y sólo había 2 canales de televisión), gané un ordenador de sobremesa (toda una novedad, ya que en aquel momento, los ordenadores acababan de llegar a nuestras vidas).Sería el año 1988 aproximadamente. Para hacerlo, bastaba con enviar una frase original  a la productora de un programa juvenil  de la televisión. Imagino que por correo postal, porque no había muchas más opciones.

La frase que apareció bajo las pantallas de miles de televisores en nuestro país fue: “La vida está tan segura de ganar, que nos deja toda la vida de ventaja”.

He recordado esta anécdota al hacer el inevitable balance de este odioso año que por fin termina. La vida es pura incertidumbre, es una de las reglas del juego. Pero este año esa premisa ha mostrado su cara más cruel. El futuro es, más que nunca, incierto.

Y no me refiero a medio plazo; estoy pensando en un plazo más prolongado. En 100 o 200 años, por ejemplo. La estimación de que las energías renovables cubrirán en España el 97 % de la demanda es simplemente fantasía pura. Demasiados intereses económicos ocultos. Pero evidentemente, todo viaje comienza con un primer paso. Y en ese sentido, yo apuesto totalmente por ellas. Oír hablar de hidrógeno verde suena como música celestial para mis oídos.

El uso de geotermia, fotovoltaica, aerotermia, etc es sólo una línea de trabajo. La lucha contra el cambio climático incluye el uso eficiente de los recursos naturales, la protección del medio ambiente, la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, el consumo responsable y en definitiva en la apuesta firma por la economía circular. La construcción de edificios de bajo consumo energético es igualmente importante; pero como siempre digo, sin olvidarnos de hacer arquitectura de calidad.

La arquitectura vive un momento de cambio en los procesos de materialización (marco normativo, sostenibilidad, etc), pero permanece estancado a nivel creativo. Es necesario marcar un rumbo; insuflar un “espíritu nuevo” que permita impulsar nuevos modelos de creación.

El invierno es frío y nos impone una cruel dosificación de la luz natural. Pero cada día, cuando me levanto, tengo la certeza absoluta de que en una hora saldrá el sol. Y nunca me equivoco.

Por eso estoy totalmente convencido de que llegarán nuevos tiempos para nuestro planeta. Tanto en el sector económico como en el arquitectónico. La sociedad debe aprender de los errores y avanzar en conjunto. Todo pasará. Y el futuro es una oportunidad increíble para hacer cosas buenas. En 2021 y en los años sucesivos. También en el campo de la arquitectura.

Porque yo voy a luchar por ser el cambio que quiero ver en el mundo. Como persona y como arquitecto.

¡Feliz Navidad a todos, y de corazón, mis mejores deseos para 2021!